Masca la Iguana
Ser avaro y ocioso...
Luis
Fernando Paredes Porras*
Avaro
es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe,
ni
cuando debe.
Aristóteles
(384 AC-322 AC) Filósofo griego.
En mi pecadora juventud no
me salvé de que me dijeran: “te quieres comer el mundo de un sólo bocado” o aquello de “se te hace chico el
mar para echarte un buche”, sin faltar el lapidario, claro está, “ya crecerás y
entenderás que el mundo no se puede cambiar”. Digo en mi pecadora juventud,
porque en las entregas anteriores mencioné que todo lo humano está vinculado con los pecados, y yo no hago
que la virgen me habla.
Así que reconozco que éste gusto por “cambiar” el incambiable mundo se vio pecadoramente influenciado por un célebre texto: “tener o ser”, escrito por un celebérrimo hombre, Erick Fromm, quien con gran visión describió nuestro presente donde, generalizando claro está y parafraseándolo, hemos preferido la necrofilia a la biofilia. Así el psicoanalista, filósofo y excatedrático de la UNAM escribió:
El egoísmo se
relaciona no sólo con mi conducta, sino con mi carácter. Significa que lo deseo
todo para mí; que poseer y no compartir me da placer; que debo ser avaro,
porque mi meta es tener, y que más soy cuanto más tengo; que debo sentir
antagonismo por todos mis semejantes: a mis clientes a los que deseo engañar, a
mis competidores a los que deseo destruir, a mis obreros a los que deseo
explotar. Nunca puedo quedar satisfecho, porque mis deseos no tienen límite;
debo envidiar a los que tienen más, y temer a los que tienen menos; pero debo
reprimir estos sentimientos para presentarme ( ante los otros y ante mí mismo)
como el individuo sonriente, sincero, amable que todos simulan ser.
Suena petulante decir que no
considero que lo escrito por Fromm me describa, pero como es cuaresma y lo advertí
desde hace unas entregas, estoy
reflexionando entre mis pecados y sus vicios derivados, así que ante ello, ¿qué
relevancia podrá tener la impresión petulante que pueda causar esta
afirmación?...la prueba de otro pecado, claro está, pero muy poco, de mi
avaricia.
La
avaricia de todos no es cosa sin importancia, tenemos sociedades altamente corruptas, estamos
rodeados de sujetos altamente desleales, la traición es una práctica validada
en la selva postmoderna tan llena de robos, violencia, engaños y demás
inspiraciones de la avaricia. Esta derivación de vicios me hacen pensar que no
me salvo de ser avaro, de una u otra forma, de pensamiento, palabra, obra u
omisión.
Dijo Fromm :
La pasión de tener
debe producir una guerra de clases interminable…mientras todo el mundo desee
tener más, se formarán clases, habrá guerra de clases, habrá una guerra
internacional. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.
Al tiempo que esto escribo
una amiga comparte en sus redes sociales que es atea, ante lo cual la pregunta
contextualizada en estas líneas es ¿cuál es tu pecado favorito? contestándome ,
no sin antes aclarar que es atea desde tiempo inmemorable – tiene 22 años – y
que sólo lo escribe porque se lo han estado preguntado pero que lo suyo , lo
suyo es no comentarlo porque no le parece importante ya que es tolerante con
las religiones y creencias; ante mi pregunta
de su pecado favorito, además de decirme ocioso, me regala : “Realmente son cuestiones banales para mí, supongo que
siento que tengo cosas más importantes en que pensar que en eso”.
Me hace
recordar mi temor a Dios cuando, les compartí en la primera entrega, me
cuestionaba sobre él y sus asuntos, de mi etapa atea y de este gozo por la fe y
los pecados que no me quitan el tiempo
al pensarlos y por supuesto, gozarlos.
Hoy,
cuando el papa Francisco – que me cae muy bien el hombre – ha dicho después de
confesarse en la basílica de San Pedro del Vaticano: “¿quién de nosotros puede presumir de no ser un pecador?, ninguno…”
me pregunto, ¿cuánto tiene que pensar un
ateo postmoderno sobre el pecado para declararse ateo?, ¿es entonces banal
pensar en la avaricia como una actitud que afecta al tejido social?
Tal vez Fromm ya no es pertinente si se trata de reflexionar en el ideal, tal cual lo menciona en el último párrafo del libro ya antes citado, y dice que: “de la tesis de la esencia espiritual del mundo medieval tardío y su antítesis, el desarrollo de un pensamiento racional y científico renacentista, deberá surgir la síntesis: la ciudad del ser”.
Tal vez Fromm ya no es pertinente si se trata de reflexionar en el ideal, tal cual lo menciona en el último párrafo del libro ya antes citado, y dice que: “de la tesis de la esencia espiritual del mundo medieval tardío y su antítesis, el desarrollo de un pensamiento racional y científico renacentista, deberá surgir la síntesis: la ciudad del ser”.
Dice la
iguana que ella no ha leído a Fromm ni lo hará, porque no sabe leer, que eso de
la
avaricia es casi tan viejo como sus escamas, y que ella lo único que quiere es un arroyo menos pestilente para ser más feliz. Me mira con su ojo izquierdo y sentencia que, siendo avaro y ocioso, deje de pensar en los pecados, pues debo descubrir que hay cosas más interesantes, como por ejemplo intentar un buche con las aguas negras del arroyo o que…lo demás ya no le entiendo, porque de la cantina cercana un hombre que no es avaro, acaba de ponerle una moneda a la rocola que grita jubilosa y a todo volumen: “tengo dinero en el mundo, dinero maldito que nada vale…”
avaricia es casi tan viejo como sus escamas, y que ella lo único que quiere es un arroyo menos pestilente para ser más feliz. Me mira con su ojo izquierdo y sentencia que, siendo avaro y ocioso, deje de pensar en los pecados, pues debo descubrir que hay cosas más interesantes, como por ejemplo intentar un buche con las aguas negras del arroyo o que…lo demás ya no le entiendo, porque de la cantina cercana un hombre que no es avaro, acaba de ponerle una moneda a la rocola que grita jubilosa y a todo volumen: “tengo dinero en el mundo, dinero maldito que nada vale…”
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