Día de las madres en San Pedro Ixcatlán
San Pedro Ixcatlán festejó a las mamás con un evento lleno de alegría y respeto por su labor, ya que la tranquilidad que se vive en el municipio se debe en gran parte a la labor dentro de hogar que realizan nuestras mujeres, ejemplo de virtudes.
Muchos hijos fuera de San Pedro extrañan la presencia de su madre, ellas son a la distancia, el ancla que les mantiene estables y el faro para retornar a donde tienen enterrado el ombligo.
San Pedro Ixcatlán reconoce que empoderar a las mujeres que son madres, están próximas a serlo o un día lo serán, es velar por el desarrollo armónico de nuestro municipio.
Gracias infinitas a nuestras madres, amor eterno para ellas.
Secuencia
De Felipe Matías Velasco
Te engalanaba el roble con sus flores
y tú, debajo de él, sentada en el butaque
refrescando el verano con rústico abanico,
describiendo a la abuela con finos ademanes,
la vieja zapoteca que nunca conocí.
Pero soñé…!la vi en mi sueño!
¡era cosa tan real, que la sentí!
palpé su piel de pergamino,
su figura reliada en aquel burdo lienzo
que era…como su otra piel.
Tatuaje colorido, reflejo de arcoíris.
Amanecer de fiesta que a su menudo paso
sobre aquel suelo de jade,
cantera y adoquín,
al son de las campanas,
ondulaba su cuerpo.
El sol sobre la acera modelaba su sombra
con frágil movimiento de artesanales rasgos,
la subía sigiloso por el muro barroco
el hispano cimiento que guardaba su origen
y cantaba su historia allá en “El Marquesado”.
Mamá:
de allá, viniste
tú.
Evacuada del vientre que acalló el alarido
con el crujir del
grano quebrado en el metate,
rubricando el suceso
la desmayada mano
santiguándote toda. Además que se hizo
tu herencia y se volvió tu adorno.
Y te quedaste sola en medio de aquel valle,
exenta del regazo que suplió la frazada
o el apoyo perenne del calor de la hoguera
que enluta lentamente la vasija de barro;
¡y te nutrió Oaxaca!
de aromas de azucena y chocolate,
de música y nostalgia de calendas,
de colores que adornan tus huipiles
de tañer de campanas que interrumpían tus sueños…
que crecían como pinos del camino;
y que…cuando mirabas transitar la vida
abriste la ventana y te escapaste.
La inercia te llevó a otro punto;
fue tu hábitat el trópico candente,
allí latió tu corazón y fuiste novia,
coronada de flores de mamey y limonero
y tu afán de mujer se realizó.
En junio me pariste madre mía
¡oh secuencia de vida que da vida!,
santíguame por siempre y para siempre,
que nadie rompa el cordón umbilical que a ti me une;
porque quiero seguir viviendo de tu esencia
desde el naciente sol, hasta el ocaso.
Felipe
Matías Velasco.
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